Esta es la sección dedicada a Esteban Arce y su columna editorial "Sin Conexión" que es publicada todos los Domingos en el "Record" diario deportivo.
Fotos Cortesia de Stali Abraham de Cancún Qroo.

Ciao Luciano


“Murió quién hizo posible que el ‘bel canto’ fuera escuchado por más seres humanos”
Murió el grande, murió el gran gordo, Luciano de Módena, murió quien hizo posible que el ‘bel canto’ fuera escuchado por más seres humanos que nunca en la historia; se fue quien llegó a ser el rey de la ópera y quien además, al mismo tiempo, conquistó las listas de popularidad en todo el mundo con aquellas incursiones que tuvo a bien producir a favor de los afectados por la guerra de los Balcanes. Se fue y sólo los años dirán si se trató del más grande de todos los tiempos. El mundo del futbol lo va a extrañar, ya que fue una iniciativa del propio Luciano junto con el Carreras y Plácido Domingo cuando en las Termas de Caracalla iniciaron aquellos majestuosos encuentros de Los Tres Tenores que se prolongaron por varias ediciones de Campeonatos Mundiales y que siempre quedarán en la memoria del futbol mundial, cuando menos en la mía, y aquí les va mi historia.
En 1990 durante el Mundial de Italia hicieron su primera y exitosa presentación quienes hasta el momento lucían como los “mandones” en la ópera y a quienes mucha gente hacía rivales irreconciliables, lo hicieron y de tal manera que demostraron que podían disfrutar conjuntas sus voces, cantar arias reconocidas de ópera y hacer lo que querían con la música popular de todo el mundo. Ese día yo me encontraba en Roma y lo vi en un restaurante en compañía de algunos amigos, y todos los comensales que fuimos a ver el Mundial del futbol nos hicimos bolas en torno a un pequeño televisor del dueño del lugar, que parecía se trataba de la Final del Mundial, algo increíble; nunca se pensó que fanáticos del futbol llegaran a tener interés por escuchar cantantes de música culta como si se tratara de estrellas de rock, algo jamás visto. Fue en 1994, en el desangelado Mundial de Estados Unidos, que, estando en Los Ángele3s a pocas horas de iniciar otra edición de Los Tres Tenores recibí una llamada de Antonio García, y el buen Antonio me ofreció unos boletos para tan “importante “ concierto; yo me imaginé otra vez el señorío y derroche de cultura de aquel momento en Roma, pero qué lejos estaba de la realidad, la falta de tiempo no me permitió cambiarme de atuendo como suponía hacerlo, apenas conseguí unos jeans, ya que me encontraba en shorts, pasé por los boletos y cuando los recibí me di cuenta que el escenario era el Doger Stadium a más de una hora de camino, pero no importaba, se trataba de Los Tres Tenores y todo valía la pena. Ese trayecto de una hora se convirtió en casi dos y al llegar en medio de un calor sofocante me percaté que los boletos que me había vendido mi amigo Toño eran del right field, es decir, del jardín derecho, en donde ni los batazos del Pingüino Ron Cey llegaban jamás, muy lejos en verdad, apenas veía a distancia a tres muñequitos que al parecer eran Los Tres Tenores, entre ellos el gran Luciano.
Gringos confundidos vestidos de smoking y frac me rodeaban y al mismo tiempo me envidiaban, ya que se cocinaban de calor. Al iniciar el concierto en pantallas gigantes me pude dar cuenta que presentaban a los asistentes importantes como Henry Kissinger, Joao Havelange, Blatter y toda la plana mayor. A mis espaldas, en todavía peor lugar que el mío, habían un negrito y un gordo que comían hot dogs, lo hacían derramando “catchup” en sus trajes alquilados con moño rojo; al voltearlos a ver no lo pude creer, se trataba de Jack Wagner, presidente de Concacaf, y el gordo como salchichas era Chuck Blazer, vicepresidente de la misma entidad; ahí me di cuenta de la importancia de Concacaf en el universo del futbol mundial. El concierto lo vi en las pantallas, pero lo vi, pude estar ahí y hoy aunque sea de esa penosa manera, presumo haber escuchado a Luciano Pavarotti, al ‘gran gordo’. Por cierto, nunca le pagué la entrada a Antonio García, al contrario, lo tengo demandado por abuso de confianza y malas artes al venderme esos boletos junto a dos pillos que tragaban perros calientes bajo el sol y vestidos de gala.
Cuatro años más tarde, se presentaron en París en un megaconcierto gratuito en el centro de esa gran ciudad y también los pude ver, pero esta vez a más de cinco kilómetros de distancia y en pantallas, pero los volví a ver.


En fin, que gracias al futbol pude vivir algo histórico y de alguien que hoy se ha ido, pero que la historia recordará quizás como el más grande de todos los tiempos.


Buen juego y ciao…Luciano Pavarotti


esteban.arce@record.com.mx

2 comentarios:

  1. MUCHAS GRACIAS SILVIUX POR LA COLUMNA

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  2. Oye Apolo, discúlpame por no haber visto antes ésta columna, pero pienso que debería estar un poco más visible en el blog, no lo crees?
    Bye.SCM.

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