El Verde es Vida
Hugo Sánchez es demasiado inteligente como para haber tomado en serio sus propias declaraciones en el sentido de que México ya no debería utilizar la camiseta verde, porque ésta se confundiría con el pasto, y los adversarios asumirían que están solos en la cancha.
Si así fuera, a Hugo lo debería n meter a un psiquiátrico para que lo revisen, ya que si eso creyera él, podríamos sugerir que ese fenómeno de mimetismo futbolero del que habla Sánchez sería a propio beneficio, pues al no vernos, a los rivales les podríamos brincar detrás de un pasto o un trébol, y robarles el balón y así ganaríamos siempre.
Pero qué tontería pensar que se dijo en serio, más bien, yo siento que Hugo ya tenía apalabrado ese sainete con la compañía que hace las camisas de la Selección para justificar la entrada de la versión en rojo al mercado. Esta teoría del color verde no te la “compran” ni los fabricantes de ‘futbolitos de mesa Larimex’, quienes sí tendrían una razón para no confundir el piso de la mesa con los rígidos futbolistas del jueguito.
Si la teoría de que el verde no impone y no se gana nunca con esa camiseta, entonces jamás le habríamos ganando la Final de la Confederaciones a Brasil en el 99. Si ahora el rojo nos ayudara a ganar, entonces por qué nunca España ha ganado nada en selección mayor portando siempre la roja, a la que además le llaman “la furia”. El color entonces que deberíamos usar sería el azul que han portado Italia, Francia, Argentina y Uruguay, o el blanco de la camisola germana, y si de eso se trata, Brasil ha ganado más que nadie y le llaman selección verde-amarilla, que aunque nunca usan más que vivos en verde, el puro nombre bastaría para que jamás ganaran nada.
Si eso tuviera valor, me refiero a que, el verde no se ve porque el pasto es del mismo color, una buena táctica sería que nuestros seleccionados jugaran pegados a la línea de cal, y así sobresaldrían del entorno. Otra buena idea sería que el público vistiera de morado para que los contrarios contrastaran el fondo morado con el verde de la camiseta del Tri, o quizá que les instalen luces de neón intermitentes en el bies de la prenda.
Lo más atinado lo dijo Justino Compeán al afirmar que si eso tuviera sentido, entonces Memo Ochoa, que vistió de verde ante Brasil, no habría sido el mejor en la cancha cuando, de ser cierta la teoría de Hugo, al arquero no lo habrían tomado en cuenta los brasileños y nos habrían metido más de 10 goles. Un comentario oportuno, sin duda, el de Justino.
Si nos fijamos en nuestro escudo y bandera nacional, también existe el café en las alas del águila, negro en los ojos de la serpiente y azul en los pies del plumífero, para que entonces, al combinar todos éstos ‘marices seductores’ la teoría de Hugo tendría armas para sacar un uniforme color plumbago, con vivos en fiusha con el que impondríamos nuestro futbol ante las demás desteñidas selecciones.
El futbol se gana en la cancha, con personalidad, habilidad, carácter, fuerza, disciplina, sacrificio, humildad, conjunto, improvisación y amígdalas , como les llama Hugo, algunas virtudes que de sobra tenía el propio ‘Niño de Oro’ cuando jugaba, y si tal vez poca suerte tuvo portando la verde de nuestra Selección, no se trataba de un tono o un color, sino de carencias múltiples que se tuvieron a la hora, por ejemplo en el penalti que en 1986 falló ante Paraguay, y no estuvo presente en los penales ante Alemania, tampoco influyó el color cuando ante Honduras vació el gol que nos daba la calificación al Mundial de 1982, o cuando no quiso entrar ante Bulgaria en el 94. Él perfectamente sabe que no es asunto de color en la camiseta, sino que es una cuestión de categoría y tamaños a la hora de la verdad.
Sin Conexión
esteban.arce@record.com.mx
Domingo 23 de Septiembre de 2007.
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