Lo que diga el árbitro
Sin Conexión
“El señor árbitro siempre tendrá la razón y si no, tendrá de su lado a los dirigentes”Una vez más nos toca ser testigos, gracias a la magia ya cotidiana de la televisión, de las graves carencias que tiene el arbitraje en el futbol de cualquier latitud y a cualquier nivel, mismas que resultan decisivas mientras más niveladas son las fuerzas de los equipos contendientes, como es el caso de la Eurocopa.En el torneo europeo hemos visto nuevamente cómo los errores arbitrales inclinan la balanza a una u otra parte, merced a su ineptitud o a su mala intención. Yo, la verdad, preferiría quedarme con la primera, ya que la segunda explicación nos remitiría a razones difíciles de comprobar y por lo tanto a discusiones bizantinas en las que se entremezclan asuntos económicos, políticos y hasta raciales e históricos que en lo particular estoy lejos de poder abordar.Lo que sí me queda claro es que un individuo con un silbato puede echar por tierra los esfuerzos y anhelos de todo un equipo y, como en estos casos, de una afición entera de un país cualquiera que tiene que aguantarse la injusticia so pena de atenerse a las disposiciones de la santa inquisición (es decir de la plenipotenciaria FIFA y sus esbirros) que es capaz de llegar hasta la excomunión en el hipotético caso de que alguien se le ocurra siquiera dudar de la honradez de los ex hombres de negro. El caso del gol holandés contra Italia en claro fuera de lugar aparentemente sirvió para que la UEFA nos hiciera saber a todos que somos unos completos imbéciles a la hora de interpretar el confuso Reglamento, y que sólo ellos, los poseedores de la única verdad, fueron iluminados para percatarse de que el defensa italiano tirado fuera del campo habilitara al holandés para anotar el gol.Estoy segurísimo de que si lo hubiese anulado habrían dicho que el árbitro, en uso de su infalible criterio, estaba en su derecho de hacerlo por considerar (o sea por haberse salido de los… cordones de sus zapatos) que así tenía que ser. De manera que haga lo que haga, marque lo que marque y perjudique o beneficie a quien se le dé la gana, el árbitro, el señor árbitro, siempre tendrá la razón y si no pareciera tenerla, siempre tendrá de su lado a los dirigentes para concedérsela porque así convienen a los intereses del ‘establishment futbolístico’.Mientras el arbitraje en el futbol siga siendo tan ambiguo, y mientras los dirigentes no quieran modernizarlo como sucede en otros deportes, habremos quienes seguiremos pensando que dicha ambigüedad obedece al interés de manipular los resultados de los partidos de acuerdo con factores ajenos a la justicia deportiva, sin tener cuidado de que dicha injusticia vaya a derivar, el día menos pensado, en la explosión de una violencia que no necesitamos ni queremos reaparezca en el deporte que más nos apasiona y que, por lo mismo, nos gustaría que fuese más transparente y más justo.Ya he dicho que resulta absurdo tener un solo árbitro y dos líneas auxiliares junto con un chismoso cuarto oficial, que no sirve más que para hinchar las pelotas a los entrenadores que tratan de hacer su trabajo, ya que ni siquiera lleva el tiempo o ayuda en las decisiones del prepotente mandamás de adentro, cuando hay otros deportes mucho más actualizados en temas arbitrales, que recurren a la más reciente tecnología o simplemente a más pares de ojos para resolver las dudas y procurar que los errores humanos no perjudiquen la credibilidad del espectáculo.Esa credibilidad, tan en duda en muchos partidos en cualquier parte del mundo, parece no preocupar a los dirigentes que se empeñan en prohibir por todos los medios la aparición de repeticiones o de elementos electrónicos, que pudieran ayudar a eliminar injusticias y transparentar las decisiones, llevando con ello al público a la suspicacia cuando no a la certeza de que se le está robando a su equipo. Otro ejemplo reciente es el tercer gol alemán frente a Portugal, precedido de un descarado empujón de Ballack al defensa luso, que pudo ser visto por todo el estadio y por los millones de televidentes en el mundo, pero que no quiso ver el árbitro en turno porque, quizás, tiene el complejo de haber sido concebido por sus padres en un callejón al calor de tres botellas de oporto del más corriente o, probablemente se intoxicó un día con unas anduriñas pasadas o, quién sabe, en una de esa tiene un amor de eso prohibidos y secretos con un sargento alemán de los que calzan botas federicas y gasta bigote a la Bismarck, y uno nunca sabe las malas pasadas que el inconsciente de un árbitro pueda sufrir a la hora de que éste deba llevarse el pito a la boca.
Fuente: Record Diario Deportivo
Sin Conexión...
Dom 22 de Junio de 2008.
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Dom 22 de Junio de 2008.
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