Gracias a los árbitros
Sin Conexión
Hace muchos años, Lando Busanca, tremendo actor italiano, personificó la película ‘El árbitro’, una historia de un juez de futbol que después de luchar toda la vida por llegar a pitar al más alto nivel lo logra, y preso de nerviosismo de la noche anterior, al no poder conciliar el sueño, se toma unas pastillas para dormir que lo noquean por completo y para despertar ingiere otras tantas de cafeína y un coñac, lo que produjo un estado lamentable que lo hicieron hacer el ridículo más espeluznante que se pudiera pensar cuando en una Final de un Mundial expulsaba a todos, pitaba penaltis por faltas en media cancha; era un desastre, los jugadores no le podían reclamar, ya que, víctima de una diarrea espantosa, olía a mil demonios y ése era el fin de una ilusión de alguien que quería ser el mejor árbitro del futbol mundial.
Trabajo algo parecido al que realizó el ‘padre del arbitraje moderno mexicano’ Diego D’ Leo, quien al pitar la Final de los Juegos Olímpicos en México 1968 terminó, si no igual que Lando Busanca en la película, si algo parecido debido al pésimo arbitraje realizado que fue un escándalo a nivel mundial.
Algo muy similar a lo anterior le sucedió al colegiado bielorruso Sergey Shomolik esta semana cuando fue sacado de un partido de la Primera División de ese país entre el Vitebsk y el Naftan. Las escenas son patéticas, penosas y tan cómicas al mismo tiempo, que merece la pena comentarlo: el abanderado trataba de ayudarlo y el se oponía arqueando el cuerpo y haciendo como que sí podía, pero caminaba chueco, lo que provocaba la risa de los miles de aficionados asistentes, al grado que al abandonar la cancha lo aplaudieron y él agradecía de manera tan chusca que seguro la imagen dará la vuelta al mundo, un lamentable epitafio a una carrera de quien llegó a pitar un Inglaterra contra Luxemburgo en Wembley en l999.
Hoy espera una sanción y solamente tiene en su favor su declaración de que un analgésico combinado con un vaso de vodka antes del encuentro produjo tan explosiva reacción y el 15 de julio recibirá sentencia deportiva.
Esta historia me hace pensar que algunos para quitarse el nerviosismo de un partido han podido llegar a tomarse un tequilita o una cubita antes del encuentro, otros parecen drogados cuando realizan trabajos tan malos y absurdos en nuestra Primera División, pero de lo que sí estoy seguro es que muchos árbitros han llegado crudísimos a pitar partidos de Primera División, y si no, no me explico el trabajo de Joaquín Urrea en aquel Pumas contra América en una Final, a Codesal en la Final del Mundial, a Jorge Alberto Leanza con sus amañados arbitrajes, a Bonifacio Núñez que le mentaba la jefa a los jugadores, a Arturo Brizio que se pitorreaba de ellos y al pobre de Marco Antonio Dorantes cuando el Tilín Méndez le arrojó un balonazo en la cabeza después de un cargado arbitraje al Cruz Azul contra Atlas en 1973, así como al ‘Chiquidrácula’ en El Salvador pasando aceite en un partido ante Panamá.
En fin, son seres humanos, pero gracias a ellos existe el futbol y gracias a ellos el deporte más importante del mundo lo es tan grande, gracias a ellos que todas las semanas se llevan una carretada de mentadas y pocos aplausos.
A todos ellos, los árbitros muchas gracias por ser tan sin vergüenzas.
Fuente: Record Diario Deportivo
Sin Conexión...
Dom 14 de julio de 2008.
Hace muchos años, Lando Busanca, tremendo actor italiano, personificó la película ‘El árbitro’, una historia de un juez de futbol que después de luchar toda la vida por llegar a pitar al más alto nivel lo logra, y preso de nerviosismo de la noche anterior, al no poder conciliar el sueño, se toma unas pastillas para dormir que lo noquean por completo y para despertar ingiere otras tantas de cafeína y un coñac, lo que produjo un estado lamentable que lo hicieron hacer el ridículo más espeluznante que se pudiera pensar cuando en una Final de un Mundial expulsaba a todos, pitaba penaltis por faltas en media cancha; era un desastre, los jugadores no le podían reclamar, ya que, víctima de una diarrea espantosa, olía a mil demonios y ése era el fin de una ilusión de alguien que quería ser el mejor árbitro del futbol mundial.
Trabajo algo parecido al que realizó el ‘padre del arbitraje moderno mexicano’ Diego D’ Leo, quien al pitar la Final de los Juegos Olímpicos en México 1968 terminó, si no igual que Lando Busanca en la película, si algo parecido debido al pésimo arbitraje realizado que fue un escándalo a nivel mundial.
Algo muy similar a lo anterior le sucedió al colegiado bielorruso Sergey Shomolik esta semana cuando fue sacado de un partido de la Primera División de ese país entre el Vitebsk y el Naftan. Las escenas son patéticas, penosas y tan cómicas al mismo tiempo, que merece la pena comentarlo: el abanderado trataba de ayudarlo y el se oponía arqueando el cuerpo y haciendo como que sí podía, pero caminaba chueco, lo que provocaba la risa de los miles de aficionados asistentes, al grado que al abandonar la cancha lo aplaudieron y él agradecía de manera tan chusca que seguro la imagen dará la vuelta al mundo, un lamentable epitafio a una carrera de quien llegó a pitar un Inglaterra contra Luxemburgo en Wembley en l999.
Hoy espera una sanción y solamente tiene en su favor su declaración de que un analgésico combinado con un vaso de vodka antes del encuentro produjo tan explosiva reacción y el 15 de julio recibirá sentencia deportiva.
Esta historia me hace pensar que algunos para quitarse el nerviosismo de un partido han podido llegar a tomarse un tequilita o una cubita antes del encuentro, otros parecen drogados cuando realizan trabajos tan malos y absurdos en nuestra Primera División, pero de lo que sí estoy seguro es que muchos árbitros han llegado crudísimos a pitar partidos de Primera División, y si no, no me explico el trabajo de Joaquín Urrea en aquel Pumas contra América en una Final, a Codesal en la Final del Mundial, a Jorge Alberto Leanza con sus amañados arbitrajes, a Bonifacio Núñez que le mentaba la jefa a los jugadores, a Arturo Brizio que se pitorreaba de ellos y al pobre de Marco Antonio Dorantes cuando el Tilín Méndez le arrojó un balonazo en la cabeza después de un cargado arbitraje al Cruz Azul contra Atlas en 1973, así como al ‘Chiquidrácula’ en El Salvador pasando aceite en un partido ante Panamá.
En fin, son seres humanos, pero gracias a ellos existe el futbol y gracias a ellos el deporte más importante del mundo lo es tan grande, gracias a ellos que todas las semanas se llevan una carretada de mentadas y pocos aplausos.
A todos ellos, los árbitros muchas gracias por ser tan sin vergüenzas.
Fuente: Record Diario Deportivo
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Dom 14 de julio de 2008.
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