Errores que nunca se olvidan

Sin Conexión...


“No tuvo que pasar mucho tiempo para que Giovanni dos Santos nos regalara un clásico de todos los tiempos, cuando a 10 centímetros del arco rechazó un balón que ya entraba solo y lo mandó fuera en un alarde de billar de fantasía”.


Las imágenes son lo que queda de cualquier evento deportivo, como aficionados al futbol nos quedan grabadas para siempre y algunas son muy especiales. Como seguidores de la Selección Mexicana se perpetuan aquellas en que algún superhumano, androide, locuaz, distraído o tarugo en turno, se esmera para que su pifia no se borre nunca de nuestras masas encefálicas.

Fue en Chile, en 1962, cuando ya sobre el tiempo, ante España, con el marcador empatado a cero goles, Raúl Cárdenas dejó ir al veloz Gento, quien centró y el célebre Peiro sentenció un partido que de haberlo empatado, aquel Mundial seguro habría cambiado, pues México tenía el mejor equipo de toda su historia. De pequeño recuerdo aquella en que Antonio De la Torre y Villalpando, mejor conocido como el Gunter Netzer mexicano o el siete plumones, tuvo a bien fallar en el Mundial del 78 en Argentina, cuando empatados a un gol ante el seleccionado de Túnez, ya en el segundo tiempo, apareció solo frente al arquero africano, su avance fue de muchos metros recorridos con el balón controlado, todo México contuvo el aliento para gritar gol, pero el incansable De la Torre chorreó su disparo que salió a un lado y todo se vino abajo. Después, ellos sí anotaron y al historia ya la conocemos.
Hugo Sánchez tuvo dos que nunca olvidaremos; la primera cuando en el Premundial de 1981, En Honduras, en el último partido ante la selección catracha, faltando cinco minutos para terminar y requiriendo de un triunfo para calificar al Mundial, el Niño De Oro tuvo una opción del mismo color y con balón en el área la tiró por un lado de la cabaña del arquero Arzu y con ello los sueños de millones de mexicanos de estar en el Mundial de España 82. La otra de Hugo fue cunado en el último minuto de un México – Pararguay, en el Azteca, en el último partido de grupo, un penalti a favor lo tiró como lo hacía en un anuncio de Coca-Cola y lo falló. Se terminó empatado y entonces nació aquel grito de “ Hugo – tarugo “ que coreaban millones de aficionados por las calles.
El tiempo pasó, pero las tarugadas no, y fue en la Final de la Copa América de Ecuador 1993, entre Ramón Ramírez y Claudio Suárez se quedaron alegando un saque de banda y fue entonces cuando Batistuta se avivó y terminó el sueño de quedar campeones, que se tuvo tan cerca como la final resultó estar tan lejos, pues al eludir la responsabilidad cedió ésta a Zague, quien desafiando todas las leyes de la física, aplicó
un espeluznante ranversé en un par de ocasiones, para terminando dicha escalofriante
e inverosímil acción, se terminara el partido y se perdiera el encuentro.

Tuvieron que pasar muchos años hasta que el tridente terrible, como se les conocerá por siempre s Luis Landin, Santiago Fernández y Enrique Esqueda, desperdició tantas y tanto, que no se puede recordar alguna en especial que nos ilustre el final de una gran esperanza olímpica que murió en el partido más horrible que hayamos podido ver. Más no tuvo que pasar mucho para que Giovanni dos Santos nos regalara un clásico de todos los tiempos, cuando a 10 centímetros del arco rechazó un balón que ya entraba solo y lo mandó fuera en un alarde de billar de fantasía; me refiero al último partido ante Estados Unidos, cuando de meter ese gol, seguramente la historia hubiese cambiado, pero no, la regó otra vez.


Pero qué demonios nos pasa, por qué no nos concentramos, si ya no lo hicimos antes, a partir de hoy, pensemos en que no vuelven a suceder estos yerros que históricamente nos han hundido, dejemos que otros los hagan y levantemos los brazos en lugar de estar recordando tanta pende…


Fuente: Record Diario Deportivo
Sin Conexión...
Dom 22 de Febrero de 2009.